Alcibiades tiene 48 años y una hija de 14. No vive con ella, pero él la nombra constantemente: Danna Sofía. Es claro que ella es un faro para su día a día. Alcibiades ha trabajo en todo, su vida describe muy bien lo que significa habitar la ruralidad en Colombia, la dependencia de la economía del jornal, del diario. Ha sido obrero en la carretera, ha guadañado fincas, aserrado madera, también fue panadero, minero y hasta mototaxista.
En este momento vive en la misma parcela que sus padres, quienes han vivido allí toda su vida y que, a su vez, heredaron esa tierra de sus padres. Ya van tres generaciones en el mismo territorio. En su terreno, recientemente, hicieron un pequeño planito que sirve como cancha de microfútbol, lugar para asados o eventos. Alcibiades y sus padres le apuntan a que este espacio sea su nuevo sustento económico. Han pensado también en establecer allí una zona de camping. Los padres de Alcibiades ven entusiasmado a su hijo con el proyecto de turismo y lo apoyan. Una familia bella y acogedora que espera que el turismo cambie el rumbo de su economía.
Para establecer la zona de camping, Alcibiades quiere tener algunas carpas para poder alquilar, hacerle algunos arreglos a su baño y terminar de arreglar un mirador que allí tiene.